domingo, 18 de enero de 2009

Mercenarios de la música


En mi vida como músico y productor musical, he tenido la oportunidad (o la mala suerte) de conocer a varios mercenarios musicales, encontrando similitudes importantes entre ellos, que me apetece relatar.

La mayoría suelen ser baterías o bajistas, porque son los músicos que menos abundan, los que manejan instrumentos más ingratos y pesados, y de los que siempre hay demanda en los grupos, ya que todo el mundo quiere tocar la guitarra o cantar para sentirse estrellas y protagonistas.

Viven en un stress constante pues intentan tocar todos los días que pueden, al precio que sea, para ganar el máximo dinero posible. Entre semana cobran una mierda o tocan gratis en locales de mala muerte, y los fines de semana un mínimo de unos 30 ó 40 euros por concierto. Son grandes máquinas de hacer kilómetros en coche o furgoneta, y para ellos el dormir es secundario.

Más que beneficiar a los grupos, lo que hacen es perjudicar al resto por múltiples motivos: normalmente lo tienen muy jodido para compaginar los ensayos y conciertos, porque aceptan tocar en todas las formaciones que se lo proponen, y esto conlleva que anden siempre sin tiempo, con prisas, retrasando grabaciones, ensayos, horarios, viajes y pruebas de sonido de los que honramente se fijan sólo un proyecto musical en el que trabajar dignamente, aunque no se gane ni dinero ni fama. La mayoría tienen problemas con el alcohol. Muchos acaban cayendo en la trampa de tocar por lo que consumas, y algunos tienen un gran saque créanme.

No contentos con ser músicos, muchos, con los niveles de ánimo de lucro por las nubes y los morales por el suelo, alardeando de ser polifacéticos e hiperactivos, de tener buenos contactos y de dominar el mundillo a la perfección: se meten también a alquilar precarias furgonetas ilegalmente, crean asociaciones de músicos, utilizan lucrativamente marcas, música y vídeos de los que no tienen los derechos de imagen o autor, o se autoproclaman representantes o managers de los grupos, a los que también acaban ocasionando grandes perjuicios (e incluso juicios), cuando no les acaban vendiendo drogas y estupefacientes.

Suelen ser unos tipos bastante engreídos. Les encanta asistir a fiestas y alternar con la clase política cultural y grandes productores de postín a ver si pueden sacar tajada de algún lado o un nuevo proyecto en el que participar y sacarse unos eurillos. Les gusta mucho aparentar lo que no son y mostrar una gran seguridad en sí mismos y en sus conocimientos musicales y de historia de la música. Suelen ser grandes coleccionistas de CDs y Mp3, y siempre intentan abarcar muchos estilos, aunque no acaben destacando en ninguno. Muchos terminan alcoholizados, como simples locutores de radio de provincias donde se creen dioses, o se quedan calvos y canosos tocando en orquestas de mala muerte que se dejan el pellejo en la carretera por cuatro duros y unas copas gratis.

Son tipos ambiciosos, fríos y calculadores. Se caracterizan principalmente por no hablar nunca de lo que les pueda perjudicar y por una carencia importante de ética en las relaciones con sus múltiples compañeros músicos, pues siempre escogen los grupos o conciertos que mayor dinero o fama les reporten para sus aspiraciones de llegar a lo más alto, dejando tirados al resto en cualquier momento.

Casi todos terminan fracasando estrepitósamente y ganándose un buen número de enemistades, ya que en la mayoría de los proyectos en los que participan se los acaban cargando por no poder atender debidamente cada propuesta musical con la dedicación que se merece o... por intentar follarse a la novia o al novio de algún compañero o compañera. Esta canallesca forma de ser y actuar, termina por crear grandes transtornos o finales no previstos a los grupos, que dicho sea de paso, no les hace falta mucho para enzarzarse a discutir o pegarse de ostias dado el constante estado de alteración y competitividad en el que se vive.

En mi caso particular, y presionado por el grupo ante mi negativa, he llegado incluso a conocer a alguno a quien le he tenido que dejar mi habitación de hotel para pegarse un polvo pirata con una golfa tras una intensa noche de música y borrachera en un importante festival del estado.

Y es que la caradura de esta gente no tiene límites.

Más vale un músico malo conocido, que un mercenario mediocre por conocer. No aceptes un mercenario musical en tu grupo...te acabarán jodiendo.

4 comentarios:

Ángel Vázquez Hernández dijo...

Lo de ilustrar tu post con el mayor éxito de Teddy Bautista resulta muy opotuno si hablamos de mercenarios.

Anónimo dijo...

Simplemente mida la felicidad suya y la del mercenario del que habla. Quizá se haya confundido. En el fondo existe una gran carga de envidia, verdad.

Luis A. Iglesias dijo...

Es asco y repugancia por los aprovechados sin talento que sólo buscan dinero y fama a costa de las buenas personas con ganas de trabajar y aportar todo lo que tienen en un proyecto no de los que van buscando dónde sacar unas migajillas. Hala. con dios anónimo, otro cobarde más y hay muchos pero ya váis cogiendo el camino que os merecéis

Un saludo Ángel

antrophistoria dijo...

Qué razón llevas con todo lo que dices en este post. El mundo de la música es difícil, no sólo por lo poco agradecido que resulta, sino por la gente que te vas encontrando en el camino. Tiene que gustar mucho y se debe andar con los ojos muy abiertos para no caer en las garras de esta gente que tan bien describes.

Un saludo.