domingo, 7 de diciembre de 2008

Extremadura. Presos de la propaganda.

“Hoy en día, todo es una gran ficción” Noam Chomsky

Encuentros, entregas de medallas, concentraciones pro autonomía, medios de comunicación, festivales musicales...cualquier lugar y evento es bueno para poder impactar al ciudadano con mensajes implícitos o explícitos sobre lo beneficioso y saludable que es votar, sentirse de un sitio o pertenecer ideológicamente a un partido o a otro de un sistema pseudodemocrático, creado para mantener en la cúspide a un minoritario sector de la sociedad.

Los ciudadanos nos hemos acostumbrado a recibir estos mensajes de manera sistemática y nuestros políticos, conscientes de la rentabilidad electoral de estas acciones, se han convertido en expertos despilfarradores en propaganda, más que en crear ideas y proyectos interesantes y sostenibles para el desarrollo. De ahí los últimos escándalos sobre los insostenibles gastos de gobiernos como el extremeño, que destina 180.000 euros diarios a publicidad, con lo que constriñe totalemente la libertad informativa y de opinión de los medios en los que se anuncia. Con los peligros para la sociedad democrática que esto conlleva, y el beneficio de una casta de mediocres cegados por el materialismo, el dinero y la ambición.

No hace mucho me encontraba con un periodista al que acababan de llamar por teléfono de la redacción de un medio para consultarle la posibilidad de dar voz a un indignado ciudadano. Resulta que este señor había llenado una garrafa de 10 litros de gasolina en un surtidor de un centro comercial y en el surtidor marcaba 12 litros en lugar de 10. El ciudadano, desde el mismo surtidor se comunicó con el medio para denunciar la flagrante estafa. El periodista preguntó a cuánto ascendía el ingreso en publicidad de dicho centro comercial y le confirmaron que el centro invertía en el medio cerca de 15 millones anuales. Todo quedó en nada. Y nada se supo de este caso manifiesto de fraude ni su correspondiente y legítima denuncia pública ante un robo más, un atraco más de los ladrones multinacionales. Desgraciadamente las cárceles están vacías hasta los topes de este tipo de chorizos.

Se ha impuesto la cultura de la imagen. Hoy es mucho más valorado el parecer que el ser hasta el convencimiento de que ya no se vota a una persona sino a un icono, no se votan a unas ideas sino a un personaje en el que la mayoría de las veces, su cara o su aspecto no son fiel reflejo de su alma. Lo de la inteligencia, la honestidad, el talante y el carisma son cosas del pasado, que por nuestro bien deberíamos empezar a retomar si queremos asentar las bases de un gobierno realmente democrático y no de un holograma del mismo que es por lo que nos regimos en la actualidad, y que nos está paseando por terrenos muy peligrosos para la estabilidad y la igualdad que pregona nuestra Constitución: otro holograma.

Y lo más irritante de todo esto, es ver cómo la política y su insistencia en engañar a los ciudadanos con increíbles proyectos de futuro, se empeña en apropiarse del éxito, el esfuerzo y el talento ajeno para vendernos humo a golpe de talonario. Como el caso de “Marca Extremadura”. Que ignora sistemáticamente a los valores que viven y trabajan en Extremadura, y potencia, subiéndose descaradamente al carro del vencedor, a los que se tuvieron que marchar en busca de un futuro mejor. Para más Inri, ni siquiera está gestionada y producida por extremeños, sino por multinacionales del sector expertas en estas mentiras colectivas. Una chapucera, fagocitadora y costosísima campaña publicitaria y propagandística para mostrar al mundo lo que no somos...y a este paso, nunca seremos.

Alberto Casado Diciembre 2008

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