domingo, 23 de noviembre de 2008

España SA. Liquidación por derribo



Jesús Cacho en El Confidencial
http://www.elconfidencial.com/cache/2008/11/23/con_lupa_55_liquidacion_derribo.html

Suenan los clarines del miedo. Diríase que el diluvio arrecia según pasan los días y nos vamos acercando al fatídico 2009. La Fundación de las Cajas de Ahorro, Funcas, auguró el viernes un crecimiento negativo de la economía del -1,5% en 2009, peor incluso que el -1% registrado en 1993. La peor recesión económica de la historia moderna, al menos desde que se aprobó el Plan de Estabilización. El barco parece hundirse en la galerna y sobre las aguas turbulentas asoman, entre los restos de arboladura y velamen, el cuerpo exangüe de una sociedad que se consumió en el fuego fatuo del dinero fácil, que se creyó rica, que se empeñó hasta las cejas, hedonista y crédula, que despreció los valores del esfuerzo y el trabajo bien hecho, que se corrompió y se dejó corromper, sin clase empresarial y sin clase política, sin norte, que ahora se pregunta aterida por el miedo a un futuro incierto qué ha pasado aquí, cómo ha sido posible este desastre, de dónde vino la ola de este tsunami que amenaza con arramblar con la repentina riqueza de los pobres moradores de un país que hace cuatro días se comía los mocos.

Unos más pobres que otros. Porque el Gobierno socialista sigue empeñado en ayudar a los más ricos. Es la segunda vez que le salva el culo a Luis del Rivero. La primera fue la pelea por el control de Eiffage, donde un grupo de naranjeros levantinos, comandados por el señor de Murcia, trataron de hacerse con la mayoría de la constructora gala. Ahí ya se vio obligado a intervenir Zapatero ante Sarkozy. Ahora, cuando Sacyr se encaminaba hacia el precipicio de la suspensión de pagos antes de fin de año, lo que hubiera ocasionado un terremoto en cadena en bancos y Cajas, el Gobierno tiene que salir de nuevo al rescate ayudando a buscar un comprador para el 20% que la constructora tiene en Repsol. No es el mejor del mundo, cierto, es ruso como el oso Mitrofán, pero, pelillos a la mar, hay que salvar los muebles de nuevo a un tipo que sabe demasiado, porque desde el frustrado asalto al BBVA ha pisado mucha alfombra en Moncloa, al punto de haber llegado a amenazarnos, insolente el tío, con que el Estado tenía que recomprarle su participación al mismo precio que él pago, porque ese fue el trato, sostiene agresivo, fuisteis vosotros quienes me metisteis en esta para blindar Repsol y sois vosotros los que me tenéis que sacar del atolladero. Y, si no, tiro de la manta. Gracias a Antonio, ahí un amigo, que ha revuelto Roma con Santiago buscando un comprador dispuesto a pagar el doble de lo que vale la acción en Bolsa y a no mandar. El cuarto milagro de Fátima.

Todas las épocas tienen su icono. La segunda mitad de los ochenta, los mejores años del felipismo, el país donde más pronto podía uno hacerse rico en menos tiempo según Solchaga, sacó a flote a los supergalácticos, los Abelló, Conde, Albertos, De la Rosa y demás familia. La imagen del zapaterismo es Luis del Rivero, un tipo de la extrema derecha murciana que de pronto se enamora del socialismo cuando, vía Matías Cortés et al, enlaza con el glamour de los más ricos del lugar, empezando por Juan Abelló, que ya se sabe que, en cuestión de ideología, los ricos españoles hacen lo mismo a pelo que a pluma. Del Rivero representa como pocos la locura colectiva del periodo. “Debo 19.000 millones, pero tengo 24.000”. ¿Y de dónde sacaba naranjito esos fabulosos 24.000? “Pues sí, mira, porque el 20% de Repsol son 9.000, Itinere no vale menos de…” El cuento de la lechera. La realidad es que ese 20% ha llegado a valer poco más de 3.000 millones, menos de la mitad de lo que pagó por él.

Muchas incógnitas en torno a la operación. Y conste que no coincido en absoluto con quienes pretenden cerrar el paso a Lukoil simplemente porque es rusa. Su entrada real en Repsol aseguraría, al diversificarlo, el suministro energético español, por un lado, y contribuiría a mejorar la competencia, por otro. Con nuestras tres refinerías en manos extranjeras -Lukoil, Total y BP- es de imaginar que al Gobierno se le ocurriría, por fin, pensar en los consumidores, metiendo mano en el actual oligopolio que pastorea Repsol. El problema es que tiene toda la pinta de ser una operación ficticia. Y nada limpia. Por Madrid circulan ya todo tipo de rumores sobre comisiones. “Esto de Lukoil no gusta a nadie, pero es un mal menor”, contaba ayer mismo un tipo importante. “La alternativa es que quiebre Sacyr y se lleve por delante algún banco”. Curioso espectáculo el de Sebastián, ¿un verso suelto?, íntimo de Del Rivero, saliendo a defender la “españolidad” de Repsol a toda costa, casi a la misma hora en que Zapatero daba el visto bueno a Lukoil, una empresa con socio americano (ofendimos su bandera y ahora la adoramos), una tal Conoco Phillips, que tiene 200 gasolineras en USA, no, tiene 2.000, bueno, que sean 5.000, nervioso, con el pie cambiado… ¿Quién cambió el discurso de Rodríguez Zapatero el jueves en Moncloa? ¿Ese cambio tenía un precio?

España en venta

La estrategia diseñada en su día desde la Oficina Económica del Presidente del Gobierno, para el definitivo ordenamiento del estratégico sector energético español va camino del éxtasis. La primera petrolera en manos rusas, y la primera eléctrica en manos italianas. Y GN, cuyo primer accionista es Repsol, tarde o temprano también en manos rusas. Con Iberdrola ya veremos, porque EDF está en lista de espera y tendremos que pagar al amigo Sarko el favor que nos ha hecho prestándonos una silla en Washington y ayudándonos a trincar al sanguinario Txeroki. El resto de eléctricas ya son extranjeras: E.On (Viesgo) y EDP (Cantábrico). Vamos camino de tener todos los grandes centros de decisión económicos en manos extranjeras. Un triunfo de ZP en toda regla, cuyo Gobierno se da por satisfecho con que “Repsol siga siendo una empresa dirigida por españoles”, y si es posible por el amigo Antonio, al que hay que agradecer tanto desvelo, mejor que mejor. Maestros en el difícil arte de afirmar una cosa y su contraria sin que les tiemble la voz, los miembros de este Gobierno han alcanzado la excelencia en el arte de engaño y el doble discurso.

Y es que España se vende. Es la pesadilla de un país que se despierta del sueño y de pronto se ve obligado a reconocer que es un 40% menos rico o más pobre de lo que se pensó, que nuestra riqueza fue una ficción, un artificio contable, cómprese usted un piso, no sea tonto y disfrute, ¡a endeudarse, malditos!, no importa si no tiene dinero, yo le financio el 100% y encima le doy 15.000 más para que se compre un coche, venga alegría, y ustedes, señores empresarios, pónganse el mundo por montera, cómprenlo todo, bancos, autopistas, aeropuertos, constructoras, alimentarias, y de repente los balances empezaron a inflarse con cifras astronómicas, éramos los Estados Unidos de Europa, los amos del universo, la admiración del mundo. A finales de los ochenta, Mario Conde y Juan Abelló se compraron Banesto con 11.000 millones de pesetas, una cantidad que dejaba al 99% de los españoles con la boca abierta. Hoy, esa cifra traducida a euros no pasaría de ser el pocket money de un Luis del Rivero cualquiera.

Y de repente hay que venderlo todo, hay que deshacer lo andado incluso a costa de perder dinero, hay que volver a poner los pies en la tierra, porque resulta que todo fue una gigantesca engañifa, una ensoñación, y estamos endeudados hasta las cejas, no podemos pagar la hipoteca, jamás podemos atender principal e intereses de la deuda contraída, estamos en quiebra, Tremón quiebra, Sacyr está en quiebra, y Acciona está mírame y no me toques, Ferrovial requiere oxígeno, Prisa está en quiebra, y la deuda de Unidad Editorial supera el valor de su matriz (bello panorama para la libertad de expresión), Leche Pascual no puede con los 400 millones que arrastra, SOS Cuétara tiene que deshacer algunas de sus compras recientes, Azucarera Ebro se vende, y así podríamos seguir hasta el amanecer, y ya veremos lo que pasa con nuestro sistema de cajas y bancos, y mientras tantos miles de trabajadores se van al paro todos los días, y todos juntos, perplejos y confundidos, nos encontramos frente a la más profunda crisis de nuestra historia reciente, que no es solo económica, que es también política, fundamentalmente política y de valores, la crisis de un país ayuno de todo referente moral, carente de liderazgo y víctima del sálvese quien pueda.

Víctima de una corrupción galopante, síntoma evidente de la cual es esa obsesión por el gasto suntuario que se ha apoderado de casi todas las Administraciones. El último en apuntarse ha sido el Rey, que se va a gastar 3,3 millones en “redecorar” La Zarzuela. Ahora más que nunca hay que estar cerca de quien maneja el BOE, bailarle el agua al Presidente del Gobierno. Patronato de la Fundación Comillas, 1 de julio pasado, bajo la presidencia de don Juan Carlos -presidente de honor- con almuerzo posterior en el Palacio de Sobrellano: Su Majestad tiene enfrente a don Emilio Botín-Sanz de Sautuola, y hay una veintena de ilustres sentados en derredor, y en un momento del ágape casi todos pueden oír con nitidez los elogios que el banquero está dedicando a Zapatero. Nada del diplomático “es un buen chico, inteligente y tal”, no, sino una contundente laudatio del tipo “No sabemos la suerte que hemos tenido con este hombre en la presidencia, Señor, está colocando España en lo mas alto de la escena internacional, un hombre providencial para todos….” Ni un átomo de exageración, hasta el punto de que un probo socialista, fundador de una notable universidad en el sur madrileño, susurra al oído del presidente de una Caja de Ahorros que tiene al lado: ¿Estás oyendo lo mismo que yo…? “Sí, y no me lo puedo de creer…”

Don Emilio habla alto, muy alto, porque el Rey está sordo como una tapia por culpa de los disparos, es lo que tiene cazar cuatro de los siete días de la semana. No oye un pimiento, nada de nada, pero se niega en redondo a ponerse un aparato auditivo. No le sale de sus reales bemoles. Y tal vez tenga razón, porque, para lo que hay que oír, mejor estar sordo. O sacudir con el bastón de mando a los agoreros portadores de malas noticias. Es lo que hizo su amigo Alberto Alcocer en una reciente montería, cuando, a la hora de cena, la conversación derivó hacia la crisis y lo mal que están las cosas, y fulano que va a quebrar y mengano que está con una depre de caballo, y de pronto que Alcocer dice alto ahí, no me toquéis mas los cojones y vamos a cambiar de tema, porque, joder, sí, las cosas están muy mal, pero aquí parece que nos olvidados enseguida del dinero que hemos estado ganando a espuertas todos estos años…

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