Los que antaño, y aún hoy, reclamaban libertad, en todas sus acepciones: de pensamiento, de información, de expresión...grandes términos que han quedado para la galería... y la bocaza de políticos y periodistas demagogos que inundan nuestros gobiernos, medios y ayuntamientos. Ahora, todos juntos y revueltos, parecen una especie de camarilla medrante en la que precisamente se carece de esto: libertad.
Y al que haga uso de ella, a la calle. La disciplina de partido en los medios es algo sangrante pero tan real como la vida misma. Y esto lo podemos apreciar por ejemplo en forma de subvención, contrato de publicidad o de empresa pública. Y es por estos lares de Extremadura por donde los chupatintas campan a sus anchas.
La única forma de ascender en estima y consideración en el mundo laboral, en las instituciones, en los medios de comunicación...,es demostrando la capacidad que tenemos casi todos los humanos de bajarnos los pantalones ante el capital o la fama. De comulgar con ideologías que sólo están en los textos de los idearios de los partidos y en los libros de estilo de los medios. De cobrar una mierda, o no cobrar, por ganar prestigio social y mediático, en lugar de desarrollar un trabajo informativo, creativo, crítico, autocrítico y edificante para la sociedad y la audiencia. Y tener un sueldo digno, aunque no llegue ni a la cuarta parte del sueldo del chupatintas que siempre hay en todos los sitios.
La mentira, artimaña clásica de los sectores más conservadores, se ha instaurado en nuestro sistema gracias a esta caterva servil. Me temo que va a ser difícil erradicarla cuando además, los que se hacen llamar progresistas y hasta obreros, yo los llamo socialistos..., hacen de esta lacra su bandera y su modo de vida. Y pretenden que todos les sigamos, con Prisa y sin pausa, como si fueran los elegidos. Y lo que sentimos es vergüenza, y hasta pena a veces.
Y yo se por experiencia, y porque me acuerdo aunque era muy joven, que hubo un tiempo no muy lejano en este País, en el que las cosas las decían libremente periodistas y políticos que parecían de verdad (habría que verlos ahora, más preocupados por mantener su estatus y su nueva mansión que por la libertad de todos los españoles). Hoy las cosas pasan como nos las quieren contar, como interesa a estos señores manipularnos para que nos comamos su publicidad “multisuprameganacional”, o nos creamos que el fiasco de sus campañas institucionales son una maravilla.
Quien haya mentido, manipulado, malmetido, falseado, engañado... para llegar a no sé dónde, me imagino que se dará por aludido.
Y al que haga uso de ella, a la calle. La disciplina de partido en los medios es algo sangrante pero tan real como la vida misma. Y esto lo podemos apreciar por ejemplo en forma de subvención, contrato de publicidad o de empresa pública. Y es por estos lares de Extremadura por donde los chupatintas campan a sus anchas.
La única forma de ascender en estima y consideración en el mundo laboral, en las instituciones, en los medios de comunicación...,es demostrando la capacidad que tenemos casi todos los humanos de bajarnos los pantalones ante el capital o la fama. De comulgar con ideologías que sólo están en los textos de los idearios de los partidos y en los libros de estilo de los medios. De cobrar una mierda, o no cobrar, por ganar prestigio social y mediático, en lugar de desarrollar un trabajo informativo, creativo, crítico, autocrítico y edificante para la sociedad y la audiencia. Y tener un sueldo digno, aunque no llegue ni a la cuarta parte del sueldo del chupatintas que siempre hay en todos los sitios.
La mentira, artimaña clásica de los sectores más conservadores, se ha instaurado en nuestro sistema gracias a esta caterva servil. Me temo que va a ser difícil erradicarla cuando además, los que se hacen llamar progresistas y hasta obreros, yo los llamo socialistos..., hacen de esta lacra su bandera y su modo de vida. Y pretenden que todos les sigamos, con Prisa y sin pausa, como si fueran los elegidos. Y lo que sentimos es vergüenza, y hasta pena a veces.
Y yo se por experiencia, y porque me acuerdo aunque era muy joven, que hubo un tiempo no muy lejano en este País, en el que las cosas las decían libremente periodistas y políticos que parecían de verdad (habría que verlos ahora, más preocupados por mantener su estatus y su nueva mansión que por la libertad de todos los españoles). Hoy las cosas pasan como nos las quieren contar, como interesa a estos señores manipularnos para que nos comamos su publicidad “multisuprameganacional”, o nos creamos que el fiasco de sus campañas institucionales son una maravilla.
Quien haya mentido, manipulado, malmetido, falseado, engañado... para llegar a no sé dónde, me imagino que se dará por aludido.
Me reafirmo en mi epitafio bajo esta luna lunera, “prefiero ser vil que servil”
Alberto Cansino Ya, para OPAEX
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