viernes, 28 de marzo de 2008

Yo y los medios extremeños. Las sombras de Prisa y Gallardo son alargadas

Soy un joven todavía, periodista, músico y locutor cacereño de 36 años. Quizá debería decir músico extremeño antes que nada, porque es esta actividad y sobrenombre la que mayor prestigio e ingresos ha generado en mi familia. Y no será por no haberlo intentado como periodista.

Hace diez años que acabé la carrera de periodismo. No voy a describir lo que allí aprendí porque no es el lugar ni el momento, y ni tan siquiera creo que me acuerde. He contribuido un poco, creo, al enriquecimiento musical y cultural y de la imagen de Extremadura en el exterior de manera notoria, independiente y autofinanciada y otras mal pagado por nuestra querida Junta de Extremadura o cualquier ayuntamiento, también tengo que decir que hemos encontrado honrosas excepciones a esto que ahora os cuento.

Unas de las cosas que sí tengo muy presente, y que son quizá la base espiritual que me llevó a cursar estos estudios, es que el periodista es un intermediario entre políticos y sociedad, y que su misión principal “era” vigilar los desmanes de los poderosos para proteger al pueblo.

Dicho esto, y olvidado cuando la necesidad impera, esta es la mayor lacra del periodismo actual, describiré mi experiencia en los media extremeños, en unas breves palabras, para que la gente tome conciencia del vapuleo al que somos sometidos los periodistas profesionales en esta comunidad. He ido directo al grano, sin entrar en detalles demasiado minuciosos, nombres propios o cantidades exactas, de si he recibido tal subvención o de si mi grupo musical ha tocado y toca para instituciones. Creo que todo esto debe estar al margen del pensamiento de cada persona si realmente quiere considerar que su pensamiento y opinión son libres, aunque para otros sea su razón misma de existir, su horizonte último.

Tras siete años de aventuras y desventuras en Salamanca (y haber perdido en el 94 a mi hermano, tres años más pequeño que yo, de un cáncer fatal tras otros tres años de hospital en hospital), pasé dos veranos de divertidas y gratificantes prácticas en la cadena religiosa de la ciudad, mientras ocurría un cambio de gobierno drástico, que más tarde acabaría con cualquier atisbo de cultura, juventud y rebeldía en la muy noble ciudad de Cáceres. He de confesar que es en esta cadena dónde más libre me he sentido. Quizá por mi ignorancia de la vida política y poca picardía para con este pestilente gremio.

Al año siguiente ya estaba en mi puesto, dirigiendo el programa, uno que llegó a hacer prácticas de controlista de sonido el año anterior, con aires de cordero degollado, pidiendo una sección en el magacine de la mañana que yo dirigía, sección que yo le di amablemente porque veía que el chaval tenía talento. Para esto y muchas cosas más pero sobre todo para trepar a base de codazos a los compañeros. En menos de cuatro programas ya intentaba colarse en las entrevistas de fuera de su sección y participar en la FM. Hoy es uno de los periodistas, no sé si decir prestigiosos o institucionales, de los medios regionales tras ser explotado unos cuantos años en una cadena privada donde fue número uno del ano en Onda Cerdo.

Regresé a Extremadura en el 97, sin tener ni idea de lo que aconteciera aquí durante los años de universidad, excepto los magazines del verano de esta misma cadena parroquial de la que os hablo. Total, ni idea, regresé sobre todo para quitarme la mili de encima e intentar trabajar en algo digno. Estuve 4 meses en una cadena europea de noticias donde el trabajo está repartido en turnos de 12 horas y algunos meses te toca de noche y otros de día. Los sueldos son cojonudos pero las ojeras de la peña y el stress son de espanto. Ríete tú de lo de las 35 horas. Aprendí mucho francés e inglés y mucho de política internacional, pero ni Francia ni las noticias me resultaron demasiado agradables, y seguramente yo a ellos tampoco, no lo se bien porque prácticamente me ignoraron desde el primer día, sobre todo el jefe.

Aunque hice unos cuantos buenos amigos, también franceses, italianos y alemanes, prefería mi Extremadura del alma, sus gentes, sus risas y...sus comidas. En absoluto me sentía como un fracasado todavía. Salamanca quedaba ya como un bonito recuerdo, pero donde aprendí a ser músico y a ser libre, aparte de un título de periodista que me ha servido prácticamente para vacilar. Pensaba que ya estaba preparado para ser un buen comunicador.

A los 4 meses ya estaba por aquí, con mis aires afrancesados, como Goya. La cosa estaba bien chunga, sobre todo lo de la dignidad. Hice una entrevista en una radio de pueblo, les gustó mi voz y mi estilo, y me cogieron por apenas 100 mil pesetillas al mes.

Con toda mi ilusión me encaminé a trabajar allí, un sitio en el que no conocía a nadie ni nadie me conocía a mí. Mi trabajo consistía en dormir en una casa que me alquilaba el propio jefe, cuyo alquiler me descontaban del sueldo, en levantarme a las 6 de la mañana para estar yo solo en la redacción preparando el informativo de las 8 porque querían noticias fresquitas y que no se repitieran del día anterior. A esa hora entraba en directo dando las primicias y el tiempo en regional de una cadena de cuyo nombre no quiero acordarme pero es uno de los verbos más importante de nuestra lengua. Lo diremos en inglés: La Cadena “to be” y no es precisamente en su acepción de estar.

Durante las horas posteriores ya se sabe, ruedas de prensa con tu propio coche a 50 ó 60 km de distancia, correr de un lado a otro, volver a la redacción, redactar, locutar, teléfono, sacar los cortes, etc. para sacar un informativo deportivo de 20 minutos y un informativo local de 10 con entrevistas y de todo a las 2 de la tarde. El trabajo de una redacción de 4 ó 5 personas fácil. Por lo visto el que estaba antes fue un periodista vocacional del país vasco que estuvo 2 años. Yo duré apenas un 2 meses cuando me comunicaron que me expulsaban por decir en regional que había una luna maravillosa a las 7 de la mañana en lugar de un cielo despejado, claro eran otros tiempos, por no ir a las ruedas de prensa de la tarde en los numerosos pueblos de alrededor tras el palizón de la mañana, y por decir que los niveles de simazina del pantano de donde llevaba un mes bebiendo superaban los niveles legales. A esas alturas mi diarrea duraba ya más de dos semanas de estar bebiendo ese agua. Total, que, temiendo por mi salud y por mi integridad, salí pitando de allí a golpe de pedo infecto y temiendo por mi vida tras algún que otro altercado violento en la emisora. Lo que habíamos estudiado en la carrera sobre radios locales, manipulación y tal no tenía nada que ver con aquello. Ya estaba tocado y casi sentenciado en Extremadura por alguien que todavía no sé quien es, pero si en verdad hay alguien, y no es un fantasma que yo me he creado, debe ser de una cobardía infame, porque desde entonces me he sentido boicoteado, y hasta espiado, en muchos de los trabajos que he intentado desarrollar. Me han echado de los programas, tanto de radio como de televisión cuando precisamente se morían de éxito: quizá no interesaba...

Con esta carta de presentación y tras conseguir algo de nombre y prestigio con mi grupo de música en los años posteriores, conseguí formar parte de la redacción de un programa magazine que giraría por los pueblos de Extremadura.

Comenzamos dirigidos por un gran realizador extremeño al que tengo por buen amigo y profesional. Fue un proyecto ilusionante, creativo y divertido. Pero muy duro; con muchos reportajes, muchas horas intempestivas y muchos muchos kilómetros. El primer mes sin contrato firmado, habíamos recorrido una veintena de pueblos buscando lo mejor de cada casa y con unos costes desorbitados según la dirección de la productora. Con lo cual decidieron contratar, o impusieron, a una jefa de contenidos de Prisa que venía con gran aureola de Madrid, aparte de una depresión de caballo y con 50 ó 60 kilos de más. Tras 2 semanas diciéndole que mi nombre era Kunta Kinte en lugar de Tobi, y tras toneladas de fustigantes reportajes, hasta siete en un día, fines de semana incluidos, guionizados, montados, locutados y listos para salir en directo por la tarde. Decidió que yo no daba la talla mientras preparábamos el programa del día siguiente, un viernes a las 12 de la noche en un hotel del Norte. Le dije que me iba a acostar, que ya estaba hecho el programa del día siguiente y que el sábado me iba a mi casa a descansar y que ya estaba bien después de una semana entera fuera de casa, haciendo entre 4 y 7 reportajes diarios y tener que volver el domingo para estar el lunes al pie del cañon. El día que me echaron, la semana siguiente, llegué 40 minutos tarde porque ella me citó a las nueve y media en un pueblo de Tierra de Barros a 140 km de mi casa, y al resto de la redacción los citó a las nueve. Mis excusas reales para llegar tarde fueron: una densa niebla que apenas te dejaba ver a 5 m de distancia, tuve dos amagos de accidente, y una parada técnica de 20 minutos de la Guardia Civil a la entrada del pueblo. Llegué a las diez menos veinte. Estaba fuera del programa por no haber estado a las nueve, que eso era una falta de compañerismo. Valiente hija de...

Menos mal que había firmado el contrato unos días antes, porque si no, me dejan en pelotas. Del sueldo no me acuerdo mucho pero no era gran cosa. Ya os podéis imaginar con quién nos jugábamos los cuartos, aunque tengo que confesar que hice buenos amigos, algún que otro enemigo... de nuevo de estos que no son lo que parecen, y contactos a los que vería posteriormente. No os contaré las filigranas que tenía que hacer para poder seguir tocando con el grupo, aunque tampoco eran muchos los conciertos. Luego iríamos, y vamos a más afortunadamente a pesar de todos los contratiempos y cortapisas que nos han puesto en el camino.

A estas alturas del Championship, mi descontento con los medios en Extremadura es ya de aúpa. Pero la última ha sido la peor y más cruel. Tanto por las personas implicadas: algunos de mis compañeros en el grupo, algún responsable político no periodista, proveniente del mundo del teatro, ahora encomendado por la Junta como jefe de programas, que cobra en un mes lo que yo en 5 por hacer 2 programas diarios de una hora, que hoy es director de no se qué, al que tenía en gran estima y creo que él a mí, que me había pedido que diera caña en el programa, ahora metido a mentiroso profesional y a pelota que va y viene según dictan sus jefes políticos sin carrera, que dice que la gente de la cultura tenemos que trabajar gratis. Pero cruel y triste sobre todo porque perdí a mi idolatrado padre fulminado por un infarto 15 días después de tener a mi primer hijo y 2 minutos después de contarle mi vida, y de que me manifestase abiertamente que lo hacía de puta madre en la radio, que estábamos dando dignidad, opinión y voz a los músicos extremeños, sumidos tradicionalmente en el ostracismo, que siguiera con la música, que era mejor que ser informador en este mundo de alimañas de alquiler. Mi querido padre tenía que haber gobernado esta tierra, no quienes lo hicieron, que ahora son la vergüenza de la izquierda, el mi pobre se acojonó con el 23F tras toda una vida padeciendo el franquismo. Que gran persona sabia mi padre. Si él hubiera gobernado esta bendita tierra, otro gallo nos hubiera cantado. No quienes lo hicieron y aún lo hacen riéndose de todos los extremeños. Dicen que a Extremadura le llaman "El Cortijo" en las altas esferas políticas.

Año 2006. Comienzan de nuevo la radio y la tele extremeñas, con gran espectación y muy cuestionadas por su posible ilegalidad. Se imponen la política y la censura de la Junta, del grupo Prisa y Gallardo, ahora más preocupados por instalar un polo Petroquímico en la comarca vitivinícola mencionada anteriormente, que de informar adecuadamente a los extremeños. Y son quienes controlan este ente, bajo una apariencia de expresa pública denominada CEXMA. Yo presento mis servicios de locutor con conocimientos de doblaje y músico experimentado con aspiraciones a ser la voz institucional de alguna de las dos, y me presento a las “oposiciones”, en las cuales quedo el 71 en el primer examen y tengo acceso a la prueba práctica, la cual suspendo tras una buena prueba y a las cuales no me he vuelto a presentar tras ver la lista de admitidos, todos periodistas con experiencia en medios nacionales o extremeños, gabinetes y agencias de prensa y algún que otro arrimao... ¿Ah? Todos ya metidos en el saco de los estómagos agradecidos y clientes de la Junta. Mutis por el foro con la refinería.

Que no eran oposiciones, que eran unas pruebas para contratar personal. Bien, comenzamos de farol. En la tele unas gafas de pasta con acento andaluz me ignoran prácticamente cuando fui a presentar mis servicios. A través de otro contacto me presento a un casting de un programa infantil para el cual me aceptan. No voy a relatar los pormenores del rodaje porque ya os los podéis imaginar. Sueldo justo, muchas horas seguidas con cambios de vestuario, problemas técnicos y...yo era el único extremeño, del que se iban a reír. Se quedaron muy sorprendidos cuando me conocieron porque era hasta más creativo de lo que ellos imagino presuponían de un periodista extremeño.

Grabé 8 programas improvisados, con mejores intenciones que resultados, sin oír nada por el pinganillo, ni a la presentadora, ni alos chavales, era un kaos. Con un ruido espantoso de motores de aire acondicionado y focos, y teniendo que bregar con una prole de niños de entre 5 y 10 años. Un desastre, pero bueno, una experiencia más. Visto lo visto, no ha sido de las peores, y el trato bastante cordial por parte de los que venían de Madrid con aires de grandeza. Otra panda de necios engañaos por el gran Goliath.

Me ofrecen dos programas diarios de música en la radio “pública”. Sigo con mis aspiraciones de ser la voz corporativa en vez de tener que arrancar un nuevo programa desde cero, en el cual es bastante difícil conseguir música y documentarse, ya que los grupos extremeños siempre lo hemos tenido muy difícil para promocionarnos o generar actualidad. Pero bueno estaba bien para darse a conocer, ya que pagaban y pagan muy poco. Cada vez menos. Esto lo aprovechan muy bien en los medios de cualquier sitio. Trabajar por un salario exiguo a cambio del escaparate. Pero es que aquí ni siquiera había posibilidad de patrocinio, ya que en teoría es una radio pública. Tampoco había un teléfono diercto para los oyente ni conexiona internet dentro del locutorio. Triunfan los programas leídos por bustos parlantes o por estrellas radiofónicas de otros tiempos.

Un programa sobre folk, aprovechando el tirón de mi grupo en este género por toda España, ya en todo el mundo gracias a nuestro tesón y buen hacer en el escenario, y del cual la radio no te facilita la música, sino que eres tú el que te tienes que conseguir los discos o los mp3, los gastos de producción, preparar los programas con antelación, y mandar información con fotos para las previsiones. Se suceden los despidos y nuevas contrataciones, y más o menos ya tienen a los inopinantes que querían y creen que les sirven para ganar votos mientras han defenestrado a los periodistas de verdad. Creo que es la libertad y la opinión libremente expresada las que consiguen audiencia y prestigio a un programa, no hablar constantemente de los planfetos con los que la Junta surte en la actualidad a los medios, que sólo hablan de ella misma y sus botarates, de catástrofes, o de gilipolleces y famosos de laboratorio. Apunta secretario.

En el programa de folk, comprometido con la tierra y el medio ambiente, pero sin mojarse mucho, sabedor de que a la mínima iba a estar fuera, el asunto de la refinería ni se citó, muy a mi pesar. Aún así, no tardaron mucho en darme largas.

Tampoco recibí consigna alguna todo hay que decirlo. Son tan canallas de ni siquiera decírtelo, sólo esperan que no lo hagas, y no lo hice, por eso ahora me siento peor. Duró sólo unos meses porque decían que se repetían las canciones con otros programas o no se muy bien que creer tras la sarta de mentiras que he recibido en este canal.

En fin, puede ser...no diré nada porque reconozco que no soy un erudito de esta música, como de ninguna, y acepto que a lo mejor el programa no era de una calidad increíble, como casi todos los que hay, grabaciones improvisadas en estudios precarios, descontrol horario, no estaba muy currado, por entonces por lo que pagaban era indigno hacer entrevistas y demás, aparte de que los medios técnicos y la presentabilidad de algunos responsables no eran los idóneos para desarrollar el programa. El espacio lo cubrió otro músico que ya está fuera también, y en la actualidad hay un vacío en el folk. Tan sólo apuntar que tardaron más de dos meses en facilitarnos un email. Que poca credibilidad tenía con mi cuenta de yahoo.

Otro más exitoso sobre música extremeña que ha durado dos años y que continúa en antena con éxito, con el mismo nombre, la misma cabecera, el mismo logo, el mismo formato, y con dos locutores, otros lobos con piel de cordero degollao. A uno de ellos le contraté, y le enseñé cómo se debía hacer un programa, aparte de algunas cosas más, y con el que incluso compartí el dinero del programa a partes iguales, que ahora es director del mismo sin ser licenciado y acompañado por otro no licenciado, proveniente del mundo de la música local, y usando la música extremeña que a mi productora tanto tiempo y trabajo le costó conseguir. Ambos habían demostrado trabajar por muy poco retransmitiendo conciertos y eventos en directo para la cadena. Competencia desleal, muy de moda en estos tiempos en que los mediso están plagados de este tipo de "colaboradores" hartos de pan.

A finales de octubre nos anuncian que el programa se acaba porque van a poner un informativo de una hora. Mi primera respuesta es: Os van a poner verdes tras la fulminante desaparición de otro programa televisivo sobre música extremeña. Me dijeron que no dijera nada. Afortunadamente se me escapó delante de un personaje muy crítico de la cultura extremeña, admirador del programa. Este personaje envía un correo masivo en el que se avisa de la inminente desaparición del programa y llega a oídos de algún político importante que exige explicaciones sobre la desaparición del programa.

Renovamos contrato por un mes en noviembre. A finales de este mes me avisan de que estoy fuera del programa porque me van a hacer la voz corporativa de la radio, para lo cual firmo otro contrato por horas trabajadas. Ante esta competencia desleal, y supongo que movido por el menor coste del programa con estos dos que habían demostrado trabajar por muy poco con tal de conseguir notoriedad para sus producciones privadas al margen del canal, mi menda, con mi actitud de periodista honesto voz del pueblo, se queda fuera bajo la promesa de ser la voz corporativa de la radio. Que el programa sigue con estos dos y que se quedan con la música y con todo, y que además vamos a potenciarlo con un corresponsal en Badajoz y con una retransmisión en directo con grupos extremeños desde las dos capitales. Yo, pensando que iba a mejorar, me despido dignamente del programa y acepto un poco perplejo pero confiando en que iba a ser para mejor ya que el programa de música extremeña es muy difícil de documentar por la falta de material sonoro, y sobre todo por la apatía de los grupos, que lo tienen muy complicado para grabar, promocionarse o tocar si no son empresa.

Yo, fuera ya de todo el tinglado, comienzo a escuchar el programa en directo desde Cáceres a ver si por lo menos se dignan en mandarme un saludo. Comienza el programa con unos 30 segundos de silencio, luego un tema creo de Miguel Ríos y luego comienza el programa con un sonido fatal y demás, sin pedir disculpas y en plan chapucero total. Me encamino hacia allá para avisarles de lo que estaba pasando. ¡Madre mía!, que cara de imbécil debía tener yo allí esperando a que me dijeran algo. Nadie, ni tan siquiera la gente de los grupos, ni los técnicos que andaban por allí osó decirme nada. También andaba el cordero de antaño buscando notoriedad, como siempre, con su cara de no entender nada y sin mirar nunca de frente a los ojos. Flipante a la vez que inexplicable. Imaginaos como me siento ahora, como un gilipollas al que le queda la pataleta de escribir y dejar constancia de estos hechos para sacarse la espinaza.

El día que me echaron me dijeron que iba a hacer las voces corporativas de la radio. Me han llamado dos días en 3 meses para grabar trozos de libros, mensajes navideños, cabeceras de programas y demás que todavía no he escuchado ni tengo constancia de ello. No les debió gustar, ni a ellos ni al fantasma. Les tira el estilo de provincias de dejar las frases colgadas como los malos periodistas y teatreros de vodevil. Los técnicos y el director me dijeron que tenía que hacerlo más natural, que parecía que estaba enfadado, me dejaron sólo grabando, con una preescucha penosa, en un costoso estudio lleno de gritos y escándalos donde la insonorización es más que deficiente. En cambio si que he escuchado ahora haciendo los mismos textos que yo grabé a aquel que un día llegó a la radio religiosa local con cara de cordero.

Apenas hace dos años desde que se crearan la nueva tele y radio regional. Supongo que hay muchos periodistas en muchos lugares, con historias y humillaciones similares pero bueno a mi me apetece relatar la mía para que quede constancia de esta experiencia vital tan dramática, para que no quede en el olvido, promover el pensamiento crítico e intentar mejorar este barco que se nos hunde en manos del capitalismo y el egocentrismo cateto más voraz y despiadado.

En estos momentos de delirio trasnochador, como un Poe del siglo XXI a la desesperada, acudo a la locura porque me asaltan deseos de que llegue un huracán, un tsunami, una gran calamidad para acabar de un plumazo con tanta pantomima. Porque yo me siento impotente ante tales fuerzas. La verdad siempre es una, y la mentira se disfraza con infinitas formas y colores que nos narcotizan.

Pienso que nos ha pasado un poco como a los hippies americanos de los 60, que son los que ahora masacran la tierra desde sus despachos y sus reuniones sectarias. Como a los periodistas y gentes de la cultura españoles, que lucharon por la libertad en toda su amplia acepción, algunos incluso corrieron delante de los grises, o fundaron grupos con siglas comunistas, son los que ahora nos censuran y juegan con nuestras vidas porque lo dirigen y gobiernan todo con sus amigos políticos y empresarios explotadores. No hay más que verlos y escucharlos en televisión o radio a cualquier hora. Dan pena, hablando siempre de los mismos temas y las mismas mentiras, o incluso retractándose hoy de lo que ayer defendieron a capa y espada, según les mandan sus jefes.

Al final, en nuestra humanidad y brutalidad, lo que siento es lástima y pena por sus pobres almas, pero sobre todo por las buenas que arrastran en su delirio de grandeza provinciana.
















Alberto Cansado para OPAEX

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se Alberto, pero creo que te pasas un poco con todo. Quizá no te ajustas del todo a la realidad en partes de tu escrito. Decir en la cadena "to be" que hace una luna preciosa a las 8,26 de la mañana y en el mes de septiembre puede "confundir" un poco al oyente que sepa y vea que ya es de día!!

Anónimo dijo...

Alberto no se pasa, se queda corto. Conozco el paño.